¿Escuela religiosa o escuela laica?
Publicado en:Formación, Opinión, Sistema educativo
A mi nunca me preguntaron en qué tipo de colegio quería estar, ni siquiera supe, hasta mucho después, las opciones que pude haber tenido para elegir qué sistema educativo me gustaba. De pronto me vi ya en un colegio. El escenario cambió un poco respecto al kindergarten. Ya no habían sillitas casi a ras de suelo y las paredes del aula ya no estaban decoradas con tanto papel lustre, tampoco vi animalitos colgados del techo ni neumáticos para hacer rodar en el patio. Sin embargo, todo parecía marchar bien. Para comenzar, había mucho más niños que en kindergarten, tanto niños como niñas, varios grupitos de ellos ya se conocían, otros eran tímidos y apenas hablaban con alguien. Los profesores ya no utilizaban mandil, nosotros tampoco. Ahora todos estábamos uniformados. Quizá este último rasgo fue la primera señal de que algo había cambiado en las estructuras del sistema educativo. Claro que un niño no lo piensa en esos términos, pero de que lo percibe, lo percibe, eso es seguro. Cuando empezaron los cursos, noté que había un poco más de rigor respecto a los disipados días del kindergarten, también noté que pasaban lista y que había evaluación, pero lo realmente nuevo vino dentro del paquete de cursos. Recuerdo todavía las palabras del tutor de mi aula cuando anunció que nos dejaba con la primera clase de nuestras vidas ¿Casualidad? El tutor dijo “Bien niños, ya me conocen y ahora se quedan con su maestra de religión”.
En ese momento tuve acceso a una nueva palabra en mi vida. Religión. Qué sería -me pregunté- y al poco tiempo de iniciado el curso ya estábamos cantando canciones acerca de la amistad y el amor, interpolando con palmaditas y rostros circunstanciales. Todo muy bien, divertido, que es lo que quiere un niño. Y así fueron pasando los días y los meses hasta que en el cuarto año ya se anunciaba que recibiríamos un sacramento más, el segundo para ser más preciso. ¡Un momento! Si vamos a recibir el segundo sacramento de nuestras vidas, ¿Alguien me puede decir cuál fue el primero?
Haciendo memoria y preguntando a mis compañeros, el primer sacramento fue el bautizo. Era materialmente imposible que lo recordara, por una razón muy simple, éste fue efectuado cuando apenas contaba meses de vida y ahora, se nos anunciaba la recepción de un segundo sacramento, cuando ni siquiera me quedaba claro hacia dónde iba todo esto. Algo no marchaba bien y eso lo intuí. Ya de por sí, tener que confesar todas nuestras travesuras y desplantes hechos hasta el momento ante un sacerdote confesor quien nos daría un castigo o penitencia, representaba todo un stress para mí y no creo haber sido el único niño angustiado.
A los pocos meses vendría el tercer sacramento, el de la Primera Comunión. Todo esto se iba sumando y de pronto uno ya era prácticamente un miembro más de la Iglesia Católica. En este punto, sucedía otra cosa curiosa. Hasta esas instancias de mi vida, dentro del seno familiar, mis padres siempre me habían planteado temas o cosas y a la vez me daba opciones para elegir. Mi modelo mental advirtió que aquí no sucedía lo mismo y que faltaba algo. Nadie me planteó otra opción religiosa pero para ser sincero, estos conceptos no los tuve claros hasta algunos años después. Pero ya era tarde. Sólo detengámonos y miremos la figura. Hemos sido formados dentro del marco de una doctrina religiosa sin recibir otras opciones. Pasan casi diez años y una se ha criado gran parte del tiempo con niños de la misma edad, son como nuestra segunda familia. En ese momento se anuncia que debemos confirmarnos como católicos en otra ceremonia sacramental, igualmente solemne, con la presencia de padres, maestros y padrinos. ¿Sería dable que alguien se eche para atrás en esos momentos? Evidentemente no, al menos no sin repercusiones sociales como mínimo. Para esto, uno ya se ha enterado que existen otras formas de pensamiento y doctrinas religiosas que profesan creencias un tanto distintas, si bien en esencia son las mismas.
Pero no son esos nuevos conocimientos los que cristalizan el contraste. Al menos en mi caso, les puedo decir que lo que realmente me cayó como un mazazo en la cabeza, fue el hecho de conocer otros jóvenes de mi edad que no profesaban el catolicismo. A esta edad, uno para de fiesta en fiesta o simplemente coincide con gente de su edad en los centros comerciales. Pues fue en una de estas salidas de viernes, que pudimos conocer a un grupo de jóvenes que provenían de un colegio laico. Un nuevo término para nosotros. ¿A qué se refería? Pues, para decirlo en términos sencillos, un colegio laico era y es aquel en que ninguna religión se inducía y mucho menos imponía. Por lo demás, el resto de los cursos eran los mismos que en un colegio religioso.
Eso sólo dejaba una pregunta flotando en el aire ¿Y por qué no lo avisaron antes? Ya teníamos una vida hecha dentro del catolicismo. Pero aún subyacían cosas más interesantes y hasta obscuras podría decir en estos instantes. El catolicismo tiene su propia definición del término laico. Para ellos, laico significa no perteneciente al clero, pero manteniendo su fidelidad al catolicismo. Pero si se profundiza en la desambiguación del término laico y en su procedencia, tenemos que proviene de la lengua griega que hace referencia a “alguien del pueblo” y en ningún momento se menciona siquiera algún componente religioso.
Quizá sería importante o, mejor dicho, transparente, que los jóvenes tengan estos conceptos claros y se les pueda brindar el abanico de religiones existentes, de formas de pensamiento. Evidentemente, sería mucha carga para un niño digerir todas estas cosas por lo que cabe proponer estos conocimientos cuando el niño pasa a ser un adolescente. Es importante que se mantenga la independencia de decisión para lo cual no se debe siquiera insinuar que tal o cual forma de pensamiento es la que debe regir nuestras vidas, simplemente se debe desplegar el universo de doctrinas y formas de pensamiento para que el panorama sea claro. La diferencia fundamental entre un colegio laico y un colegio religioso es que aquellos no incluyen cursos de religión mientras que los últimos proponen una clara opción hacia la religión siendo uno de sus objetivos que el educando pase a formar parte de la doctrina religiosa propuesta.
Y así como hay colegios católicos, también hay colegios adventistas y de otras religiones que caen en la misma categoría de la inducción. La verdad es que no veo las prisas. Creo que un niño debe ser fundamentalmente libre, no se le debe presionar psicológicamente para que elija tal o cual doctrina. Ultimadamente ¿Por qué habría de elegir alguna?
Imágenes tomadas de Flickr
Volver a: ¿Escuela religiosa o escuela laica?
Redes Sociales