Los padres deben ser buenos vendedores
Publicado en:Consejos, Formación, Opinión, Sistema educativo
Uno de los principales problemas que aqueja a los estudiantes de escuela es la desconcentración, sobre todo aquella que asiste luego de un período más o menos largo de vacaciones. Ciertamente no es fácil pasar del relajo total a sentarse 8 horas en una silla atendiendo al maestro para luego ir a casa a seguir haciendo lo mismo y por varias semanas. Eso es lo que se llama saltar de la sartén para ir a caer justo en el fuego. Por otra parte, el currículum escolar se ha planteado de esa forma y en todo el mundo los niños son literalmente exprimidos y casi eximidos de una etapa que debería transcurrir lejos de la tensión y el stress. Recuerdo que a mi me sucedía lo mismo pero mis padres me hicieron ver el otro lado de la luna. La sugerencia, a decir verdad, fue bastante simple. Ellos me vendieron la idea de que lo mejor era deshacerse de las responsabilidades lo antes posible. Es decir, llegar de la escuela, almorzar y en seguida ponerse a hacer la tarea.
Imagen tomada de Flickr por mikeelmadrileno
De esta forma, tendría luego el tiempo libre necesario para poder ver televisión, leer historietas y todo lo que me gustaba hacer en mis ratos libres. El plan resultó, y en muy pocos días me adapté a esa rutina e incluso la enriquecí. Por aquellos años utilizábamos uniforme escolar, un uniforme que nadie gustaba por cierto. Pues se me ocurrió no cambiarme llegando a casa hasta que no hubiese terminado mi último quehacer escolar. Evidentemente esta fórmula puede ser susceptible de corrupción cuando el estudiante cae en la tentación de hacer sus deberes muy rápido con tal de desembarazarse de ellos. Por eso, lo ideal es introducir este método lo más tempranamente posible para que se haga casi un hábito mecánico y le pueda ser útil durante el resto de su vida. Vaya que funciona. Pronto me encontré con un método que se prolongó incluso a mi vida laboral en la edad adulta. Siempre preferí aquellos trabajos que iniciaban muy temprano por la mañana, tanto como a las siete de la mañana u ocho a más tardar.
El tema de fondo es la disciplina, pero más importante aún es darse cuenta de los beneficios. Siendo honestos, y aquí me dirijo a los estudiantes que nos leen, cuando llegamos a casa, almorzamos y cometemos el error de querer relajarnos por unos minutos viendo la televisión o chateando, después ya nada es lo mismo. Y nos dispersamos con suma facilidad. La concentración que traíamos de la escuela se perdió y no volverá hasta el día siguiente. Lo mejor es trabajar en bloques. Responsabilidades primero y luego momento de ocio hasta que llegue la hora de dormir para reponer fuerzas para la rutina que nos espera al día siguiente. Y viendo más allá, el fin de semana nos aguardan dos días prácticamente a nuestra disposición. Porque las tareas del viernes hay que hacerlas ese mismo viernes en la tarde y no dejar que se acumulen porque no hay nada más tedioso que estudiar un domingo por la tarde. La tarea de los padres no termina cuando el estudiante ha asimilado este método sino que debe preocuparse porque los hijos se sientan cómodos, aún en sus ratos libres.
Imagen tomada de Flickr por Francisco Palma
En efecto, nada se habrá logrado si el fin de semana les programan actividades con las que ellos no se sienten a gusto. La comunicación es fundamental y deben decidir en conjunto ya que tampoco es prudente que toda la decisión acerca de la utilización del tiempo libre quede en manos de una persona que carece de experiencia. Y nuevamente entran en juego las técnicas de venta de los padres para hacerles ver a sus hijos que el tiempo libre también debe aprovecharse para cultivarse como persona, quizá no tan académicamente ni con el rigor que plantea una escuela y su sistema de evaluación. Pero puede ser provechoso iniciar la práctica de un deporte, quizá un arte marcial que por lo demás tiene el valor agregado de fomentar la vida tranquila, pacífica y disciplinada con el consiguiente beneficio que se trasmite a todas las áreas de la personalidad. También es buen momento para estudiar algo de arte, quizá tocar algún instrumento musical u otro arte cuya práctica demande cierto tiempo porque en la edad adulta estos sueños son muy difíciles de cumplir ya que el tiempo libre no lo es tanto.
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