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Muchos niños y jóvenes no muestran interés por la lectura

Hilando fino para fomentar el hábito de lectura

Debemos tratar de que los niños empiecen leyendo lo que les gusta y no lo que nosotros consideramos que debe gustarle
Por Antonio Martínez, en 13 de Mayo de 2008

Fomentar el hábito de la lectura sin duda es un acierto dentro de la currícula anual de las escuelas. Al comienzo de la vida, cuando el niño ya ha aprendido a leer de corrido, aún no es consciente del poder del nuevo instrumento que tiene entre manos y del que acaba de graduarse. La lectura. En efecto, el niño, lee divertido, cuentos que le compran sus padres o que les programan en la escuela. Atrás quedaron los tiempos en que pedían a sus padres que les leyeran un cuento antes de irse a dormir o que les contarán una historia. Muchos de los niños prefieren dar lectura personal a estos cuentos o incluso historietas de algún superhéroe conocido y darle vida propia a estas historias. Probablemente el mayor error en esta época pueda venir del lado de los adultos al tratar de imponer ciertas lecturas a los niños cuando lo más acertado sería salir de paseo con ellos y entrar en una librería para que ellos mismos escojan lo que desean comprar, quizá no encuentren nada allí y lo encuentren en un puesto de periódicos, cogiendo ese nuevo capítulo de su cómic preferido. El asunto pasa por que el niño coja ritmo y hábito de lectura, no importa que a primera vista, esta lectura parezca poco instructiva o liviana. No es necesario que tomen entre sus manos la adaptación de una novela clásica para que nos sintamos orgullosos de ellos. Debemos darnos por bien servidos por el sólo hecho de que les guste leer. Recuerdo que mis primeros acercamientos a la lectura fueron con los típicos cuentos que nos dejan leer en la escuela, yo andaba más por el lado de los crucigramas, encontraba un gran desafío en completar aquella hoja de cuadraditos que se encontraba en distintas publicaciones, preguntando aquí y allá por tal o cual significado o sinónimo. También recuerdo haber comprado yo mismo la tabla periódica de elementos químicos para conocer la simbología de los mismos y que eran infaltables en estos crucigramas.

Imagen tomada de Flickr por wnedypan


Ya hacia finales de la primaria de mi escuela, recuerdo haber cogido un inesperado interés por la astronomía, seguramente porque en aquellos días se esperaba el paso del cometa Haley muy cerca de la órbita terrestre y se convertía en el acontecimiento mundial de aquel año. Mi apetito me llevó a comprar con mis propinas un par de enciclopedias de astronomía donde disfrutaba contemplando y aprendiendo los nombres de las constelaciones y memorizando datos de los planetas del sistema solar. No conforme con eso indague entre los textos que mis familiares habían usado en su época de estudiantes y encontré muy buenos libros de la misma materia que tuve a bien devorar con fruición. El tema de la astronomía y del espacio exterior me había cautivado. Pasó un par de años y la temprana adolescencia enterró estos recuerdos y pronto empezaron los controles de lectura en la escuela. De pronto me vi con que mi hábito por la lectura había sido una moda que podría llamar pasajera. Me aterraba la idea de afrontar un control de lectura, más si era de una obra que no había leído a falta de tres días para el mencionado control. La obra en cuestión era La Metamorfosis, misma que nos había sido encargada para leer con la debida antelación de casi dos meses. Yo era un joven con otros intereses por esos días y me desentendí del asunto hasta dos días antes como digo. En la víspera me di cuenta que si no aprobaba ese control de lectura, mi nota del curso de lenguaje y literatura de ese año corría grave riesgo así que decidí aventarme a la piscina dejando atrás miedos e incertidumbres. Pude terminar de leer el libro aquella misma mañana del control de una manera que me resultó tan increíble como la calificación que obtuve por aquel control. No hubo errores y la calificación fue perfecta. Recibí un estímulo tremendo para cogerle gusto a la lectura aunque no fueran mis temas preferidos.

Imagen tomada de Flickr por Eduardo

Pensando en retrospectiva, arribo a la idea de cuan beneficioso serían estos controles de lectura si se programaran en base a lo que los niños y adolescentes desean leer por iniciativa propia. Bastaría con que se programen unas cuantas lecturas por año y que haya un control en base a estas e incluso se podría enfocar de una manera menos rígida y más ilustrativa con un control consistente en la exposic