“Una mirada dice mucho”. Efectivamente, cada uno de nosotros no sólo dice con la palabra, sino con sus formas; es decir, con todo lo que viene a llamarse lenguaje no verbal (la orientación de la mirada, el parpadeo, los movimientos de cabeza, la expresión corporal) y paraverbal (entonación e inflexiones de la voz, distancias, velocidad a la que hablamos, pausas, sincronía de los gestos)
Este tipo de código de comunicación, que muchos intentan controlar (“no paro de mover las manos”) o conocer (“¿qué querrá decir con ese gesto?”), puede entrenarse. Hagamos de él una asignatura más de la que aprender.
A veces nos topamos con personas, que parecen estar transmitiéndonos un mensaje X con sus palabras y, su lenguaje no verbal o su expresión corporal comunica lo contrario. En estos casos, suele ser más determinante o creíble el cómo lo dicen (su lenguaje no verbal) que lo que dicen.
-¿Qué tal?
-Muy bien (mirada caída, tono de voz bajo). La traducción es: “está triste”
Esto puede sucedernos a nosotros mismos como emisores, no sólo como receptores de esta situación. Ocurre cuando no tenemos pleno conocimiento del lenguaje de nuestro cuerpo, de nuestras manos, de nuestra cara, y empezamos a reflejar con ellos mensajes inconscientes o ambiguos. Si cuentas que te ha sentado muy mal algo, pero lo dices medio sonriendo, lo que llega no es tu enfado, sino tu sonrisa.
Pensando en este tipo de ejemplos, puedes encontrarte con la paradójica escena, de cómo ante la misma instrucción, dada por tu pareja y tú a vuestro hijo, el niño atiende a uno e ignora al otro. Observa las diferencias en el tono y énfasis, el contacto ocular entre ambos, y la expresión facial.
Para evitar todo esto, hoy os vamos a proponer varias dinámicas, encaminadas a mejorar la destreza en este idioma de los gestos. Lo que todas tienen en común, es que durante la conversación se focaliza en el lenguaje no verbal, sin prestar tanta atención al contenido verbal o a lo que decimos.
EL IDIOMA DE LAS DOS PALABRAS.
Se juega de dos en dos. Imaginemos una interacción cotidiana, por ejemplo, un médico que atiende a un enfermo grave. Pero ellos no saben hablar muy bien en español, el médico solamente conoce dos palabras: “zapato-silla” y el enfermo sólo responde con “vado permanente”.
Pase lo que pase, ambos únicamente podrán hacerse entender a través de la entonación, los gestos, la postura, etc, maximizando la expresión emocional, ya que en vocabulario están limitados.
En general, el miedo a sentirse observado, a trabarse, a que no entiendan lo que uno quiere expresar, hace que nos centremos en exceso en el contenido, y desaprovechemos la ayuda y complemento que pueden prestar el tono, los cambios de velocidad al hablar, la distancia corporal, los gestos de las manos, etc.
![Estados de ánimo cara](../../files/media/estados-de-animo-cara.jpg)
Este juego te permitirá tomar conciencia de lo difícil que es comunicarnos, cuando estamos demasiado preocupados de qué decir, de lo que el otro pueda pensar, etc. Favorecerá la práctica de darte autoinstrucciones positivas (¡ánimo!) cuando trates de expresar algo que te cuesta, o estés haciendo el esfuerzo de que otros te comprendan.
Si este mismo ejercicio, lo realizas diciéndote internamente·”qué mal, esto no hay quien lo haga, qué patoso, puff no puedo”, el resultado será peor, y esto además afectará a tu lenguaje no verbal.
Una variante es el SILABEO: misma escena anterior, pero el médico emplea palabras cuyas sílabas acaban en “a” (¿vamas a var , ca la dala? vs vamos a ver qué le duele?) y el enfermo en”e”. Se pueden dramatizar otros diálogos:
-Un vendedor y un comprador.
-Un policía poniendo una multa a un conductor.
-Un educador resolviendo una duda a un alumno
¿HOLA… A QUÉ NÚMEROS HABLO?
Se trata de hablar por teléfono. ¿Con quién?.Cada jugador tiene que inventar con quién habla y para qué le llama. El único requisito es que sólo puede decir números. Por ejemplo: en lugar de “Hola, ¿está María?” sería “Uno ¿Seis siete?”. Los demás participantes, que estén mirando, tienen que adivinar de qué trata la conversación. Una forma más de poner el foco más allá de las palabras.
ESDRÚJULAS LOCAS
Se escribe una carta a un familiar, para después leerla en voz alta. Con la peculiaridad, eso sí, de que todas las palabras han de ser entonadas con la fuerza de la voz en la antepenúltima sílaba. Es decir, como si todas se hubieran convertido en esdrújulas. ¡Todo un reto!, para los que suelen tener un tono de voz más lineal.
¡QUÉ CARA!
Cuántas veces hemos oído aquello de “no me pongas esa cara; has puesto una cara ¡más seca que…!; ¡qué cara de pena hijo!”. Hay miles de mensajes, que nos envían o que enviamos a nivel gestual, de los cuales algunos no entendemos, distorsionamos, malinterpretamos, o son involuntarios, y ni siquiera éramos concientes de que estábamos mostrando ese gesto, esa sonrisa, esa mirada o ese arqueo de cejas.
Este control y autoconocimiento de la expresión facial y emocional, lo puedes conseguir a través de actividades divertidas como ésta.
Delante de un espejo, de forma individual o con observadores que interactúen, expresa una misma frase de contenido neutro “Tengo una mesa que es pequeña y azul” desde distintos estados emocionales. Después, analiza qué gestos de la cara, o cambios musculares, son los que llevas a cabo cuando exteriorizas: enfado, alegría, ironía, sorpresa, incredulidad, despotismo, desafío, cariño…
Otra modalidad de este mismo juego es LA EXAGERACIÓN FACIAL. Persigue el objetivo de desarrollar nuestras habilidades de entonación y compenetración en la comunicación con el compañero. Consiste en repetir la misma frase, pero tensando mucho más la musculatura facial, de manera que se sobreactúe. ¿Consiguen entenderte, o el mensaje se desvirtúa?
La idea que subyace a todas estas dinámicas es entrenar nuestras formas, a pesar del contenido. Señalar que hacer un uso adecuado del lenguaje no verbal, no implica comunicarse con un estilo amanerado, ni teatralizar los gestos.
Cada persona tiene que seleccionar, de entre todo este repertorio de expresiones, aquel registro que sea más compatible con su personalidad, y que le conceda la posibilidad de enriquecer su discurso, haciéndolo más creíble y claro.
1 Comentario en “Entrenando el lenguaje no verbal”
[...] preferible expresar la emoción que se tenga en ese instante (enfado, tristeza, decepción, desconfianza, etc..) que intentar [...]