Uno de los mayores recuerdos que tengo de la niñez, corresponden a las largas horas de vigilia que tuve que mantener en las noches por una enfermedad que me aquejo las vías respiratorias, a decir verdad, debo decir que fueron dos enfermedades, justamente las de mayor incidencia en las vías respiratorias de los niños. Bronquitis y asma se confabularon en lo que mi pediatra designó como bronquitis asmatiforme. Un nombre capaz de asustar a cualquier niño y a muchos padres incluso. En realidad, el tratamiento de esta enfermedad es común por así decirlo pero ciertamente el proceso es largo y recurrente, más en mi caso que vivía en una zona de humedad relativamente alta. Los episodios eran constantes y, por alguna razón, se agravaban con la llegada de la noche. No tengo recuerdos de estos episodios en horas de la mañana. Sólo recuerdo que las noches eran interminables, el pecho silbaba y debía dormir reclinado sobre dos o tres almohadas e incluso hasta sentado. Era tanta la dificultas por respirar que finalmente dormía por el cansancio que me producía el esfuerzo de respirar adecuadamente.
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Habría que revisar las dos afecciones respiratorias por separado. La bronquitis es una inflamación de los bronquios, que son las principales vías aéreas hacia los pulmones. Se caracteriza por tos y expectoración y puede ser aguda o crónica, según el tiempo que dure. En mi caso, la bronquitis era de carácter crónico, probablemente producto de resfríos mal curados. Para que una bronquitis sea declarada crónica, debe haber mucosidad durante, al menos, tres meses. Esta enfermedad se puede agravar y puede haber tanta dificultad para respirar que puede ser necesaria la asistencia regular de oxígeno.
Incluso se presenta debilidad producto del esfuerzo para respirar y toser. En cuanto a las causas que causan la bronquitis, podemos decir que son producto de gripes y catarros comunes o a una infección respiratoria. En un comienzo se ven afectadas las vías aéreas más exteriores como la nariz, los senos paranasales y la garganta, pero luego se irradia hacia los bronquios y pulmones. El cuadro se puede complicar si otro virus se “sube al carro” de la bronquitis.
El cuadro se puede agravar más aún en presencia de otros factores como por ejemplo el humo del cigarro, en caso de que alguno de los parientes de la casa fume. La polución ambiental también puede afectar directamente al niño que padece bronquitis y al referirnos a ésta, debemos también incluir a la contaminación que pueda darse dentro del hogar como la manipulación de algunos materiales textiles que boten pelusas y en general todo tipo de alérgenos, además de otras infecciones. Eso en cuanto a la bronquitis. En el caso del asma, podemos decir que se trata de una enfermedad de las vías respiratorias caracterizada por la dificultad de realizar el proceso normal de respiración. La respiración se hace prolongada y sonora. El asma es una enfermedad de tipo crónica y que incluso puede acompañarnos durante toda la vida adulta, siendo necesaria la asistencia permanente de broncodilatadores y nebulizadores. Esta enfermedad se da con mucha incidencia en el sector infantil y se estima que en los Estados Unidos existen cinco millones de niños que la padecen.
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En el asma, se puede apreciar hundimiento del esternón, un fuerte aleteo nasal, el pecho silba y se aprieta por la obstrucción de la vía respiratoria. El factor principal de esta enfermedad es la reacción a los alérgenos que pueden provenir de una o más fuentes. Los alérgenos más comunes son el polvo, la humedad y el polen, aunque también existen otros como el moho –típico de libros y ropa guardada- y los ácaros. En cuanto a los tratamientos para el asma, debemos decir que se basa en el uso de broncodilatadores y corticoides, utilizados durante los episodios críticos de la enfermedad, pudiendo ser necesaria la asistencia de un equipo de nebulización si la crisis es muy grave. También se utilizan algunas vacunas para la enfermedad. Un estilo de vida sano tanto del niño como de las personas de su entorno debe complementar y apuntalar este tratamiento. En el caso de la bronquitis, el tratamiento es a base de antibióticos si es que ésta es respaldada por una infección secundaria de las vías respiratorias. De lo contrario, las fiebres se tratan con paracetamol y se acompaña de un antitusígeno cuando la tos es seca. Si la tos presenta flemas, es recomendable ingerir bastante agua para diluirlas.
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