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Ser niño, un juego de juegos

Los juguetes son esenciales durante la infancia y niñez para el desarrollo emotivo e intelectual
Joseph Mercier
09:00h Miércoles, 02 de mayo de 2012
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Jugar es bonito, divertido e instructivo. Nos hace adultos. Nos enriquece. Nos produce risa, nos obliga a comunicarnos, reta nuestro intelecto, incrementa nuestra capacidad creativa y fortalece nuestra personalidad. Juegos de toda clase: desde aquellos que nos exigen memoria o habilidades motrices, hasta aquellos que tiran de nuestra creatividad, de nuestro lenguaje, de nuestra orientación espacial o de nuestra capacidad para hallar soluciones. Nunca algo había sido tan productivo como el simple hecho de jugar. Ni tan básico ni tan imprescindible. Porque jugar es esencial para cualquier niño.

Jugar es imprescindible en la vida de un niño.

Tirar juguetes desde la cuna, nos ayuda a entender la física, cómo los objetos caen hacia abajo. Construir una torre muy alta nos llevará a entender el principio del equilibrio y dará rienda suelta a la imaginación para crear otras miles de construcciones. Una infancia sin juegos, deja de ser infancia. Juegos que van desde lo material hasta lo más simple del pilla pilla o el escondite. Y quien tiene la gran responsabilidad en este “juego de juegos” son los padres, que son los que tienen en su mano la posibilidad de fomentar y estimular estas actividades lúdicas en sus hijos.

La concepción de juguete es bastante compleja desde un punto de vista adulto. Porque enseguida se tiende a relacionar juguete con aquellos muñecos comerciales fabricados por el hombre y no siempre es así. Para los más pequeños todo aquello con lo que juegan es un juguete que puede hacerle aprender: desde el móvil que roba de una mesa, hasta la piedra que recoge del suelo o la rama que arranca de un árbol. Lo importante de todo esto es el juego, no el juguete. Los juguetes son útiles en la medida en que apoyan el desarrollo infantil, pero nunca por sí mismos. Dicho esto, ¿qué juguetes elegimos para nuestros hijos?

Juguetes de 0 a 1 año. El primer juguete para un bebé son sus padres. Las consquillas, las pedorretas y las cucamonas de su papá y su mamá ocuparán su diversión. En esta edad, los juegos deben iniciarlos los padres, el bebé les imitará erróneamente y ellos tendrán que seguirle el juego porque para un bebé no hay mejor motivación que saberse comprendidos. En esta fase es importante estimular sus sentidos con colores, texturas y sonidos variados.

Juguetes de 1 a 2 años. A esta edad el bebé comienza a ir a gatas y los más espabilados dan sus primeras andaduras, por eso los juegos más interesantes son aquellos que se cruzan en su camino: objetos que ruedan, tesoros escondidos, el corre que te pillo, esconderse… Ellos disfrutarán probando sus nuevas destrezas y habilidades. Se abre una etapa de exploración infinita en la que el bebé busca conocerlo todo porque todo es nuevo para él. En ese sentido, satisfacer su afán explorador también puede ser un buen juego: preparar cajas con objetos y juguetes de diversas formas y texturas, ofrecerle envases no peligrosos con diferentes mecanismos de apertura, etc.

Juguetes de 3 a 6 años. El don de la palabra cobra protagonismo en esta etapa. Hablar y hablar es lo que les hará disfrutar, hacer amistades para compartir sus juegos, contar sus hazañas, darle vida a los muñecos, imitar sonidos. Conforme avancen en edad, será un momento idóneo para enseñarles el corro de la patata, pollito inglés, y otros juegos de corro.

A partir de los 6 años, sociabilizarse y jugar con otros será muy importante.

Juguetes de 6 a 10 años. Ahora ya no es divertido jugar solo, el mundo ya no es un extraño al que tenemos que conocer por nuestra cuenta y jugar solo cuando hemos empezado a socializarnos no es tan divertido, así que los juegos en grupo serán el centro de diversión en esta etapa, así como el desarrollo de historias fantásticas que pongan a prueba la imaginación del niño/a. Jugar al fútbol, a la pelota, al escondite, a los Pokemos, a los muñecos, a dibujar… todo vale. Sus recuerdos sobre experiencias en la vida real o sobre escenas de series de televisión, de cuentos leídos, etc. les servirán para imitar el momento y plasmarlo en juegos propios originales. Es el momento ideal para darles la oportunidad de jugar con amigos de su edad en casa o en el parque. Juegos tan dispares como hacer bici, jugar al balón, jugar a las cartas o a las canicas, jugar a ser espías… le ayudará al niño a ser cada vez más listo. Jugar con adivinanzas, chistes y acertijos también les divertirá enormemente.

Juguetes de 10 a 14 años.
Empieza a complicarse la cosa, porque en este periodo entre la niñez y la adolescencia, el niño se vuelve más exigente con lo que le divierte. Videoconsolas, juegos de estrategia, colecciones de cromos, cómics, música, serie de televisión… Su inteligencia ha evolucionado mucho y requiere de juegos que le ayuden a seguir potenciándola.

A partir de los 14 años el niño ya no es tan niño y sus juegos pasarán a ser algo más personales, sus primeras experiencias amorosas, sus escapadas con los amigos, sus historias personales… serán lo que ocupe la mayoría de su tiempo. Pero hasta la edad de los 14 años, los padres son los que tienen la preocupación de qué regalarle a su hijo. Por eso, si todavía tienes dudas después de lo dicho, algo que nos puede servir a la hora de seleccionar un jugete es hacernos las siguientes preguntas: ¿A qué puede jugar? ¿A qué le gusta jugar? ¿Qué otros juguetes tiene ya? ¿Es un juguete seguro? ¿Es divertido? ¿Es un juguete práctico? ¿Es bonito?

El deporte físico es una buena actividad lúdica.

Es importante que a lo largo de este periodo no abusemos del materialismo. El niño conforme más mayor más exigente se vuelve, pero los padres no deben sucumbir siempre a sus exigencias o caerán en el error del consumismo irresponsable y el niño se hará caprichoso. Además, está comprobado que cuantos más juguetes tiene, más rápido se cansa de ellos porque se distrae fácilmente con todos y no acaba jugando a ninguno. Eso sí, a la hora de negar un juguete siempre habrá que hacerlo con tacto y exponiendo razones, porque ese también es un juego instructivo: el diálogo y la argumentación. Imponer órdenes sin explicaciones no es positivo porque el niño también imitará de mayor esa postura. Igual de importante a la hora de regalar juguetes es la cuestión de los prejuicios sexistas. En esta sociedad uno se ha acostumbrado a que los coches y garajes son para los chicos y que las cocinitas y las muñecas son solo juego de niñas. Debemos evitar inculcar estos valores en nuestros hijos para que en el futuro respeten la igualdad de género.

Dicho lo dicho, es hora de disfrutar con nuestros hijos, activar nuestra imaginación y pasar un buen rato. ¡Es hora de jugar!

Fuente: Ceapa

Foto 1: Julie
Foto 2: Sciarinen
Foto 3: Bolwerk89

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