Es viernes, hoy toca botellón
13:35h Miércoles, 28 de marzo de 2012
El tiempo de ocio es cada vez más grande. Eso no debiera ser un problema, de no ser porque hoy ya no empleamos ese tiempo libre en las mismas actividades que hace cincuenta años. Especialmente en España, donde las noches adolescentes se han convertido en noches de salir de juerga, consumir alcohol y bailar en la discoteca. Se han convertido en noches de botellón. Después de una intensa semana de trabajo, estudios, deberes y exámenes, llega un anhelado fin de semana en el que las noches se hacen más largas porque al dÃa siguiente no es necesario madrugar. Es el momento idóneo para pasarlo en grande y olvidarse de los problemas, pero en la juerga entra el consumo de drogas y ahà es donde nos chocamos contra la primera muralla. Nos chocamos los padres, porque tenemos otra visión distinta. Para los padres la percepción de la noche es la de una amenaza o riesgo para sus hijos. Para los jóvenes, es el único momento donde viven en un espacio propio, se relacionan y se divierten.
El fenómeno del botellón ha saltado a los debates públicos con gran intensidad, lo que ha duplicado la preocupación de los padres. Las instituciones públicas solo se alarman porque el botellón supone altercados en las calles y un montón de trabajo para los basureros, pero los padres se preocupan por algo más grave: el bienestar de sus hijos. Hay algo que siempre se tiene que tener en cuenta: “la imposición del no, solo refuerza la rebeldÃa del sÔ. ¿Qué quiero decir con esto? Que por mucho que queramos impedÃrlo, no podemos prohibirlo sin más, porque en última instancia la decisión de consumir drogas (ya sea alcohol, tabaco u otras sustancias como el cannabis, etc) es de los propios jóvenes. Y prohibiéndolo, solo conseguiremos que nuestros hijos consuman drogas a escondidas, lo que dificultará la comunicación padres e hijos y destruirá toda la confianza familiar. Y precisamente es con estas dos herramientas con las que tenemos que trabajar para controlar el problema del botellón.
Se han promovido desde distintas asociaciones espacios de ocio alternativo para que los jóvenes destinen su tiempo de ocio a otras actividades más provechosas cuando cae la noche, pero esto no es suficiente. Los jóvenes siempre tendrán la tentanción de hacer lo que hacen los demás, de probar cosas nuevas. En ese sentido, los padres tienen que comprender que el ocio nocturno de sus hijos forma parte de su proceso de maduración, y que por tanto es un espacio y un tiempo personal que debe ser respetado. Por eso, lo único que podemos aplicar como estrategia contra el botellón es la prevención de riesgos. Y eso requiere de la participación exclusiva de los padres, desde cada uno de sus hogares, hay que lograr que cuando su hijo se enfrente a un riesgo, sea lo más consciente posible de los daños a los que se expone; que en el caso de que su hijo decida asumir esos riesgos, lograr que se exponga a ellos lo menor posible; y, por último, que su hijo tenga la capacidad necesaria para tomar decisiones autónomamente y de forma responsable. De esta manera, el consumo de drogas no representa ningún peligro, sino una responsabilidad que hará madurar al adolescente.
Habrá padres que verán su propio reflejo en sus hijos, de cuando ellos también pasaron por esa etapa y consumieron drogas. Estos padres lo verán como algo más normal que ha de pasar alguna vez en la vida y punto. Luego están aquellos que no han entrado nunca en contacto con las drogas y que verán con mayor miedo lo que puedan hacer sus hijos por la noche. En cualquier caso, la misión de los padres es la de siempre: hay que trabajar desde que los hijos son pequeños. Una infancia bien educada, en la que se inculcan los valores necesarios y se dota de responsabilidad y racionalidad, hará que un adolescente conozca sus limitaciones. Además, una comunicación fluida, permitirá a los padres abordar a su hijo cuando llegue el momento para explicarle detenidamente el tema de las drogas: tipos, causas, consecuencias, efectos, sÃntomas, etc. No es preciso que seamos una enciclopedia sobre drogas. Debemos saber lo suficiente, pero sobre todo nuestra información ha de ser adecuada, contrastada y objetiva. Hablar de lo malo, pero también de lo bueno de las drogas. Lo positivo lo encontraremos sin duda ninguna, y nos considerarán buenos informadores si somos objetivos. Si solo exageramos lo negativo, no nos atenderán igual.
Y aunque la situación nos haga sentirnos impotentes, esa es la realidad. Nosotros, como padres, solo podemos orientar, aconsejar e informar para guiar a nuestros hijos por el buen camino, pero ellos son en última instancia quienes construyen su camino. ¿Debemos permitir el consumo de drogas? La respuesta es sencillamente que: no debemos prohibir el consumo de drogas. Lo que no debemos hacer es quedarnos ausentes. Si cuidamos una buena relación desde que son pequeños, este tipo de problemas adolescentes se pasarán sin dolores de cabeza. Debemos buscar nuevas vÃas para acercarnos a nuestros hijos y recordar siempre que nosotros también fuimos adolescentes.
Fuente: ceapa
Foto: Olgaberrios
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