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El niño hace su paso a la adolescencia con cambios en su comportamiento

Padres: atentos a los cambios en la adolescencia

Cómo deben afrontar los padres la convivencia con sus hijos adolescentes
Por Antonio Martínez, en 22 de Abril de 2008

Uno de los momentos en que los padres debemos estar más atentos a los cambios y a los intereses de nuestros hijos es en la etapa de su adolescencia. Para nadie es un misterio que esta es la etapa más crítica por la que atravesarán nuestros hijos y nosotros, los padres, junto con ellos. Es en esos momentos cruciales que los padres debemos mostrar la mayor sabiduría para mantener la unidad familiar y ojo que la sabiduría no debe confundirse con el aplomo ni la represión que solamente agudizarían la situación, sino que más bien debe ir rodeada de un matiz de tolerancia y comprensión. Incluso debemos hacer ejercicios de memoria y recordar cuando a nosotros nos tocó pasar por esta misma etapa, ciertamente con otro contexto social pero no por eso menos crítico en su esencia. Pero, ¿Cuándo empieza la adolescencia realmente? ¿A partir de cuándo debemos estar preparados? Pues según la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta etapa tiene su aparición hacia los 11 años y se extiende hasta los 19 años distinguiéndose dos etapas dentro de este período. La primera etapa vendría a ser la adolescencia temprana hasta los 14 años, seguida de la adolescencia tardía a partir de los 15 años. Evidentemente estos parámetros no son exactos en la práctica y dependerá mucho de cada individuo y de una conjunción de factores, psíquicos, sociales tanto dentro del seno familiar como en el entorno social donde se desarrolla el adolescente.

Tomada de www.pixalia.netUna vez que tenemos claro el período que debemos afrontar, el siguiente paso será prepararnos de la mejor manera y para esto, lo mejor es leer la mayor cantidad de información y data publicada al respecto. Bastará darse una vuelta por cualquier librería y acudir a la sección de psicología e incluso de autoayuda para encontrarnos una serie de publicaciones con títulos como “manual para ser mejores padres”, “guía práctica para padres de adolescentes” y un largo etcétera. No estaría de más, visitar al psicólogo de manera preventiva para que nos vaya orientando y preparando el terreno de la etapa que se avecina. He encontrado que la gran ventaja del psicólogo respecto a las publicaciones, es que podemos hacerle todas las repreguntas que se nos ocurran conforme vaya avanzando su exposición del tema. Seguramente para ese momento ya más o menos tendremos claro el horizonte y simplemente quedaremos en puesto de vigía, atentos a los primeros síntomas de cambio en nuestros hijos para poner en práctica todo lo aprendido en la fase previa. ¿Qué signos de cambio debemos esperar? En mi experiencia puedo decirles que todo empieza muy sutilmente, generalmente los primeros cambios no obedecen a comportamiento propiamente dicho, no pertenecen a la esfera de interacción directa con los padres. Son más bien cambios en los hábitos regulares del niño. Por ejemplo, quizá pueda usted notar que su hijo cambia el horario de sueño, ya sea que se levante más tarde o más temprano y se acueste más temprano o más tarde. Esto se debe a que los primeros cambios hormonales ya empezaron a darse y aquí la hormona del crecimiento juega un papel fundamental ya que es liberada durante el sueño profundo y es básica en la etapa de desarrollo del individuo.



Otro cambio que he notado se da en muchos casos, es la dejadez del niño. Ya no sigue su rutina como en meses anteriores y esto lo notamos sobre todo a la hora en que debe darse una ducha. Así es, este acto tan simple y rutinario es postergado sistemáticamente por el niño y prácticamente hay que conminarlo a que lo haga. Las excusas que pone el niño son muchas, puede decirnos que debe avanzar su tarea o que ya se duchó ayer. Los primeros signos de autoafirmación han aparecido. Es en estas decisiones simples que el niño empieza a enmarcar su propia opinión y criterio de lo que significa para él tal o cual acto o situación, en nuestro ejemplo, el concepto de aseo. Los cambios siguen dándose y probablemente usted se de cuenta que de pronto su hijo no tolera los mimos, no a todos les pasa pero a un buen grupo sí. Y es curioso, porque cuando ellos toman la iniciativa no hay ningún problema y todo parece estar bien pero cuando el padre o la madre quieren abrazarlo y besarlo, el niño-adolescente se muestra huraño. Fuera de casa la situación se puede tornar aún más bochornosa y el adolescente, por todos los medios, tratará de escabullirse de un encuentro con sus padres que implique a sus amigos. Les resulta impensado estar con sus amigos y que de pronto sus padres vayan a recogerlos. De seguro oirá usted cosas como “nos encontramos a tal hora en la puerta del centro comercial”. Seguramente para ese entonces ya se habrán despedido de sus amigos a no menos de 100 metros de dicho punto de encuentro.

Tomada de www.pixalia.netHasta aquí, nada que no se pueda manejar. Los problemas empiezan en el tema de los permisos en las salidas. Los adolescentes tienen el reloj cambiado con respecto al de los padres y consideran que es muy poco el tiempo de diversión con que cuentan. Aquí si ya debe entrar a tallar la muñeca de los padres para encontrar un mayor consenso en cuanto los permisos. Ayudaría mucho sentarse a charlar con los hijos y explicarles lo que está detrás de nuestra decisión. La cadena de pensamiento que nos ha llevado a darles esos permisos y siempre recordarles que confiamos en ellos y que hacemos las cosas por su bien, nunca por cortarles la diversión. Otra gran técnica consiste en ubicar actividades que puedan compartir padres e hijos, algo que ponga el desafío en ellos. De esta forma, estaremos dándoles gran espacio para lo que más buscan en esta etapa, auto-identificación. Qué mejor manera de demostrarla que ganándonos una partida en un juego de video o en un partido de fútbol, o armando un rompecabezas de 4000 piezas, por ejemplo. Tal vez podamos irnos de pesca y dejar que ellos usen las mejores carnadas, en fin. Finalmente, debemos tener siempre presente que esta etapa puede marcar a nuestros hijos para toda su vida, las decisiones más importantes pueden ser tomadas dentro de la adolescencia y es nuestro deber ayudarlos. Nos gustaría leer sus experiencias y sugerencias.

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