Las expulsiones del colegio son contraproducentes
10:00h Miércoles, 27 de febrero de 2013
La Academia Americana de Pediatría (AAP, en sus siglas en inglés) considera que las expulsiones de clase o del colegio de los estudiantes problemáticos son contraproducentes como castigo, ya que pueden generar mayores tasas de abandono escolar. En su lugar, proponen incentivar la detección temprana de los estudiantes que presenten problemas en la escuela.
La AAP ha alertado en un artículo publicado en la revista ‘Pediatrics’ que el riesgo de abandonar la escuela en secundaria es 10 veces superior en comparación con quienes no han sido expulsados nunca. Así pues, castigar a los estudiantes con mal comportamiento expulsándolos del instituto por un período de tiempo o definitivamente produce el efecto de desmotivar aún más a los alumnos.
Esta reacción se debe a que, según AAP, cuando los estudiantes son expulsados dejan de estar supervisados y, por lo tanto, tienen más riesgo de incurrir en comportamientos “inapropiados”, tales como el consumo de drogas, la violencia o la intimidación. Al carecer de un docente que los aliente hacia el buen comportamiento, los estudiantes terminan por incentivar malas conductas y se aumenta el riesgo de abandonar los estudios antes de completarlos.
Además, esto supone un coste social a largo plazo en opinión de la Academia de Pediatría norteamericana. El artículo señala que “un joven que abandona la escuela secundaria ganará 400.000 dólares (unos 305.000 euros) menos durante toda su vida en comparación con una persona que continúe, lo que también suponen 60.000 dólares (unos 45.000 euros) menos en impuestos”.
Como alternativa a esta medida de castigo, los pediatras sugieren el desarrollo de intervenciones tempranas para los niños en edad de preescolar, la identificación de los niños que pueden tener problemas en la escuela y establecer unos códigos de conducta claros. Esta actuación temprana permite identificar y alentar los buenos comportamientos, a la par que se busca solución a aquellos problemas que puedan conducir a una mala conducta penable con la expulsión del centro.
En concreto, se recomienda una intervención de comportamiento positivo que se combine con un programa de apoyo a los estudiantes con más dificultades como medida preventiva. Estas medidas permiten un comportamiento adecuado a nivel de toda la escuela y que el centro se ocupe también de los problemas de los alumnos.
La AAP también ha defendido el papel de los pediatras para detectar y reconocer los problemas de conducta en la infancia, manteniendo contacto directo con la enfermera de la escuela (presente en los centros norteamericanos) y participando en programas adaptativos de determinados alumnos. Una opción que también puede trasladarse a los centros españoles, donde hay problemas graves de comportamiento en las aulas.
Foto: Rob Ellis’