La mentira como herramienta educativa
10:30h Martes, 29 de enero de 2013
Un equipo internacional de científicos ha realizado un estudio en el que muestra que la mayoría de los padres utiliza la mentira como método para cambiar la conducta de los hijos. El trabajo ha analizado unas 200 familias estadounidenses y chinas, concluyendo que la forma más común de mentira es la amenaza de “dejar a los niños solos en público o enviarlos con otra familia si se comportan mal”.
Más de un padre o madre ha amenazado a sus hijos con abandonarlos en el centro comercial si no se portan correctamente, pero ¿es producente mentir a los hijos, aunque sea para educarlos? Una investigación internacional, publicada en ‘International Journal of Psychology’, ha concluido que este recuro pedagógico paterno no es tan bueno ya que “podría influir en las relaciones familiares con niños en edad de crecimiento”. Para los investigadores, esta técnica debería plantear “cuestiones morales importantes para los padres” acerca de “cuando una mentira está justificada o no”.
No obstante, los padres educan con alguna mentirijilla. Entre las más usadas por los progenitores de ambos países está la de continuar caminando por la calle dejando al niño con su ‘rabieta’, haciéndole creer que lo van a abandonar. “Esta mentira puede estar relacionada con que, posteriormente, el niño genere un odio hacia sus padres porque cree que no quieren cumplir sus deseos” ha advertido los investigadores.
Otras mentiras comunes en las familias chinas y estadounidenses son la “falsa promesa de comprar un juguete” con la condición de que el niño tenga un comportamiento adecuado. De igual modo, los padres presentan una reticencia a hablar de la muerte con los menores, por lo que recurren a la mentira para evitar explicar que una mascota ha muerto; en lugar de ello, afirman que “se fue a vivir a otra granja donde tendrá más espacio para correr”.
Los padres mienten, pero al conocer estas actitudes los científicos se plantearon si estos engaños eran bien intencionados, para proteger y educar al niño, o si se trataba de una inmoralidad. Según el trabajo, existen diferentes categorías entre las mentiras paternas en función de la situación que abordan y la intencionalidad de los padres.
Según el trabajo, existen “declaraciones falsas” relacionadas con la mala conducta de los niños, que incluyen mentiras como: “Si no te portas bien, voy a llamar a la policía” o “si no te calmas y empiezas a comportarse, la señora de allí se va a enfadar contigo”. Otra categoría similar trata de las “declaraciones falsas relacionadas con irse o quedarse” con mentiras tan tópicas como “si no me sigues, un secuestrador se te llevará mientras yo no estoy”.
También hay engaños motivados por la protección de los sentimientos del hijo, que el trabajo ha recogido como “declaraciones falsas relacionadas con los sentimientos positivos”. En esta categoría se incluyen mentiras sobre el destino de las personas o mascotas fallecidas, pero también sobre promesas incumplidas por parte de los progenitores como “no he traído dinero hoy, pero pdemos volver otro día”.
El mal comportamiento de los hijos parece ser un elemento motivador de mentiras, por parte de los padres. Hay una sección de engaños relacionada con los “personajes de fantasía” que se utilizan para mostrar ejemplos de buena y mala conducta, especialmente manidos durante el período de la Navidad.
Mentir no es algo que guste a los padres, aunque si hay un ámbito en el que los progenitores aprueban el uso de la mentira como elemento pedagógico positivo. Según el estudio, los padres creen positivo mentir en lo relacionado a la alimentación. Tanto los padres estadounidenses y como los chinos aceptan decir a un niño mentiras como “si comes más brécol serás más alto” para reforzar su comportamiento a la hora de la comida.
Foto: Niklas Hellerstedt
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Quisiera leer más acerca de lo investigado, está interesante. Gracias.